ExPresaMente

El Blog de Sandra Gómez

Date un Respiro

Como una goma elástica, exactamente igual. Esas gomas tienen una cualidad maravillosa, la flexibilidad, la adaptabilidad, pero no olvidemos que no son irrompibles. Prueba a tensarlas y devolverlas a su forma original, nada ocurrirá. En cambio, si pruebas eso mismo no una, sino varias veces, comprobarás como esa goma cede, perdiendo su forma natural y su gracia.

Como una goma elástica me sentía yo. Demasiada búsqueda, demasiado ruido en mi mente, demasiadas tareas. No me gustaba lo que veía en ese espejo, a decir verdad, entendía por qué lo había estado evitando durante días. Ojeras, tensión, estrés, dudas… podía leer de todo en mi rostro, menos aquello que quería leer. No sabía si me había convertido en otra persona, o si había usado tantas máscaras que ahora, tras mucho sacrificio, afloraba mi verdadero yo. Solo sabía que no me gustaba sentirme así, en un mar de dudas y con un cielo nublado.

Muchas veces no sabes qué quieres o cual es el siguiente paso que quieres o debes dar. Te sientes inmóvil, no sabes si por el hecho de tener mil tareas, mil pensamientos sin acción o las dudas de no saber siquiera si estás haciendo algo. Te sientas frente a una hoja en blanco y no hay ideas que escribir, madrugas para tener tiempo de realizar tareas y no sabes por dónde empezar… ¿Resultado? Te saturas y, tarde o temprano, te rompes. Piénsalo. Con tal enredo en la mente no vas a solucionar nada en absoluto. Si hay algo que puedes hacer, es parar.

No vas a parar porque no puedas, porque no valgas para ello o porque te quede grande, sino porque lo necesitas. Si a un vaso que está lleno de agua, le añades más, solo consigues desbordarlo. ¿Quieres eso? Repito, no consigues nada. Te aseguro que todas tus acciones te han enseñado algo, pero quizás el camino vaya por otro lado, no pasa nada, vacía ese vaso y relájate, pues pronto empezará a llenarse de nuevo. Vacía para llenar. Desaprende para aprender. Vacíalo y respira, tratando de no pensar… ¿y ahora qué? Muchas de las mejores ideas o eurekas que aparecen, lo hacen cuando menos lo esperas. Confía. No defiendo que no hagas nada, te cruces de brazos en el sofá y esperes que tu idea u objetivo caigan del cielo. Simplemente sé tú, escucha a tu cuerpo, si no puede más, déjalo descansar, libera tu mente. Una vez que lo consigas, haciendo poco a poco tus tareas diarias y necesarias, tu corazón y tu subconsciente irán haciendo el trabajo y volverás a renacer y retomar.

No te preocupes. Si lo haces no conseguirás nada, solo ocúpate y no en exceso, así, una vez tu cuerpo esté en absoluta calma, sabrás lo que quieres. En cambio, si solo escuchas ruido y más ruido procedente del cúmulo de pensamientos y estrés, o bien del exterior, tu falta de claridad te impedirá ver la luz y lo que necesitas realmente, pues nada de todo eso que te venga de fuera te mostrará el camino a seguir, solo aquello que aflore de lo más profundo de tu ser.

Toma aire. Respira. Medita. Encuéntrate. El contacto contigo mismo es lo que te mantendrá soñando sin despegar los pies de la tierra. Esa conexión es débil si no le das la fuerza necesaria, y para ello hay que frenar a menudo y soltar, dejar por el camino aquello que “ya no”. Eso que te sobra…suelta, vacía el vaso, y deja que todos esos huecos vuelvan a llenarse. En ningún momento sientas frustración, vaciar y soltar no implican haber perdido el tiempo, sino haber aprendido y regalarte nuevas oportunidades. ¿No las mereces?

alegoríaautoconocimientocomunicacióncrecimientodesarrollo personaldescubrimientoevoluciónexpresiónliberaciónmenteviaje

Sandra Gomez • 21 octubre, 2016


Previous Post

Next Post

Deja una respuesta

Your email address will not be published / Required fields are marked *