Imaginación sin límites
Miraba a mi alrededor y el mundo me parecía pequeño. La realidad que se abría ante mis ojos era diminuta. “Si yo hubiese creado el mundo, habría sido muy diferente”, pensé. Cada vez que caminaba por mi sendero de vida, aparte de disfrutar de cada paso, imaginaba mis nuevas aventuras y aprendizajes, me sentía en un mundo diferente que no existía o tenía cabida en la realidad, pero el hecho de no tener límites para construirlo me llenaba de alegría.
En el mundo real en el cual tenía ahora posados mis pies, no eran posibles muchas cosas, pero tan solo imaginar animales que tuviesen la capacidad de hablar o casas que estuviesen asentadas en los árboles me daba qué pensar. Los márgenes que nos establece la vida real, quedan ahí, la imaginación los desdibuja. De hecho, sé, querido lector, que mientras has leído estas palabras también has representado en tu mente esas ideas. Eres muy afortunado, como yo. Eres un ser creador sin límites para crear, idear e inventar.
Así es como funciona la imaginación. La imaginación no nos evade de la realidad, eso se denomina fantasía. La imaginación es la creación de una realidad a partir de la nada, imaginar es crear esa posibilidad de que algo “sea”.
Cuando eres niño, todo es imaginable. Te invaden las ideas, los proyectos, los colores, las formas… Todo es posible, ¿por qué no? Si lo has podido imaginar, ¿por qué no va a ser real? ¿De verdad nos es concedido un don solo para visualizar, para generarnos ganas de poseerlo y quedar ahí? En la mente de un niño esto no es viable. “Si no lo tengo materialmente, lo simulo, lo creo”. ¿Cuántas veces te disfrazaste siendo niño con aquellas ropas y bártulos que pillaste por casa? ¿Cuántas veces montaste con tus amigos un supermercado en el patio del colegio? Y así, podríamos poner mil ejemplos.
La imaginación no tiene límites, solo la mente los establece. A medida que vas creciendo, estos límites crecen. Te empiezan a decir que ciertas cosas son imposibles, por ejemplo. Al entrar en el mundo regido por el razonamiento, puede pasar que sigas cultivando y alimentando esa creatividad, o bien que la aparques y dejes reprimida en algún rincón de tu ser. Esto sí que es una pena, aunque la buena noticia es que no desaparece. La imaginación es fuente de energía, y estará ahí cuando la necesites. Incluso con los pies en la tierra y tremendamente ocupado, sabes evadirte imaginando.
A través de la imaginación, creas situaciones y relaciones paralelas que sabes además que podrían ser reales. Simplemente el hecho de que exista esa posibilidad te hace sentir vivo. Y si ya eres tan valiente como para ir a por ello, obtendrás la vida que quieres. Eres dueño de todo aquello que puedas ser capaz de imaginar.
“La imaginación es la voz del atrevimiento”
Henry Miller
