ExPresaMente

El Blog de Sandra Gómez

Carta de un Cuerpo Emprendedor

Querida tú,

me encantaría empezar con un “Querida yo”, pero hoy tengo la oportunidad perfecta para no hacerlo. Celebramos un año (mes arriba, mes abajo) que todo comenzó, que decidimos emprender un nuevo camino. Entonces éramos una sola persona. Y hoy estoy aquí, presionándote a mi manera para que anules un compromiso tras otro y te quedes en la cama de una santa vez. Porque no sé seguiros el ritmo.

Admiro tu espíritu, ese que hizo hace unos catorce meses ya que dejases todo y decidieses hacer aquello que, si bien es (o no) lo que mejor sabes hacer, te hacía olvidarte de ti misma para trabajar por algo más grande que tú. ¡Cómo lleva el timón que nos hace avanzar! Admiro como en cada paso has puesto esa pasión que provoca brillo en nuestros ojos. Me quito el sombrero ante tu misión, porque efectivamente mejora el mundo. Eres indudablemente digna de toda esa energía que desprendes.

Me fascina tu mente. Es increíble verla en acción de manera imparable. En todo este tiempo ha sido un regalo verla trabajar encontrando soluciones, creando, imaginando, conectando, y volver a comenzar cuando algo no funcionaba y se venía abajo. Pensábamos que sería difícil, sin embargo, nos quedamos cortos. Emprender no era difícil, emprender es un reto de crecimiento tan continuo como lo son los días que vivimos. Aquella parte del cerebro donde trabajan tus emociones ha tenido más trabajo que nunca, estaban casi peleándose entre ellas por dominar la situación. Realmente, tu mente es tan admirable y has dejado el listón tan alto en muchas de las situaciones que merece convertirse en un ser aparte. Por otro lado, me encantaría que nuestra comunicación no se hubiese perdido.

Ahí entro yo, tu cuerpo, gran olvidado en esta etapa. Soy tu asignatura pendiente únicamente porque has dado por hecho que no tengo límites como tu pasión y tu mente. Pero sí los tengo. Crees que no te he hablado, pero has olvidado que sabes cuándo sientes entusiasmo por la velocidad de mis latidos. Crees que no estoy porque siempre puedes avanzar un poco más en lugar de descansar sin tener en cuenta que escribes con mis manos, ves con mis ojos, respiras (si es que lo haces) con mis pulmones o caminas con mis pies. Crees que no estás cansada, y pareces ignorar mis bostezos. Y yo, que te he visto meditar, que te he visto nutrirte, que te he visto contemplar, que te he visto socializar y sonreír, no sé cómo indicarte que lo hagas más. No sé cómo pedirte que pares, que mires, que te mires. Solo un poco. Solo un poco más. Nos sienta tan bien…

Y hoy era el día. Tu mente llevaba días queriendo escribir sobre nuestra experiencia emprendedora. Sin embargo, hoy el timón lo tomo yo. Hoy te regalo un día de relax y este post. Te lo relato para que valores, para que revalores y resientas la gran oportunidad que tuviste para reinventarte. Una oportunidad que aprovechaste y que no muchos se atreven a tomar. Un proyecto que sigues haciendo crecer desde nuestras entrañas.

Hoy quiero que comtemples lo que has logrado y que recuerdes que todo ello necesita de un timón que no podemos sortearnos entre pasión, mente y cuerpo. Necesito ser parte de ello y que reencuadremos juntos la forma de conducir entre los tres. No quiero seguir lo que piensas, sino sentir lo que piensas. No quiero seguir pasiones, quiero vivirlas. Quiero formar parte de esta locura.

No sé si a tus lectores les gustará este post. No sé si aquellos que estén valorando el emprendimiento como opción querrán plantearse cosas. En realidad, lo fácil sería hablar solo de lo maravilloso de emprender, de oportunidades, de personas que te dicen que no se puede… Que lo hay, y mucho. Considero que los logros en tan poco tiempo, el esfuerzo, los resultados ya están ahí. Se puede, eres ejemplo de ello. Emprender… ¡ay! cuando se emprende, o mejor, se vive de corazón desde algo más trascendental es lo más bonito del mundo. Ahora veo que es la única forma sincera de existir. El reto, no obstante, está en el cómo. Cuando se quiere, el resto apenas importa. Sin embargo, tú sí importas y si lo olvidas, estás perdido.

Vamos a seguir yendo a por todas, amiga, de verdad. Prometo que mañana mismo quitaré la mordaza a mis compañeros para volver a retomar desde lo que nos hizo empezar. Y si lo olvidas, estaré aquí para recordártelo de nuevo.

Hoy descansa, anda, ¡que eres una campeona!

autoconocimientocoachingdesarrollo personalemprendimientoInspirienciasneuroeducaciónSandra Gómez

Sandra Gomez • 15 febrero, 2018


Previous Post

Next Post

Deja una respuesta

Your email address will not be published / Required fields are marked *