ExPresaMente

El Blog de Sandra Gómez

Causalidades de la Vida

Da igual si de repente te sorprendes a ti mismo pensando en algo que no viene a cuento. Da igual si te ves en un momento dado yendo a un lugar para luego preguntarte porqué habías ido allí. No pasa nada si gritas, lloras o te ríes y, a los pocos minutos, te encuentras pensando en qué haces aquí, qué sentido tiene tu vida o porqué te “ha tocado” la que te ha tocado…

Todo tiene su porqué, solo confía. No me creas, simplemente echa la vista atrás, piensa en aquel momento en que sentiste que no te podía ir peor, un momento en el que te agobiaste o un momento en el que no encontrabas sentido a aquello que estabas viviendo. Si relacionas ese momento con tu ahora, ¿qué dirías que aprendiste? ¿conociste a alguien que te haya llevado a otro alguien que haya supuesto un cambio importante en tu vida? ¿te dijeron alguna frase que no cobró sentido hasta semanas o meses después? Es lo que se llaman las “causalidades” de la vida, que no “casualidades”.

Creer en las casualidades es aceptar que tu vida no te pertenece y que el universo o lo que haya más allá no está a tu favor; sin embargo, como una vez me dijeron a mí, ¿has leído alguna biografía alguna vez? Si lo has hecho, seguramente habrás comprobado como las diferentes etapas de la vida de esa persona se fueron superponiendo y armando como un puzle, como cada golpe de la vida supuso un aprendizaje o motivación para algo posterior, o cómo la vida colocó a las personas correctas a su alrededor en el momento preciso. Y es que eres libre, querido lector, de creer en las casualidades, pero estoy casi segura de que, si repasas tu vida como una película, comprobarás como todo tuvo su porqué, e incluso la vida, en esas ocasiones en las que «no aprendías» te mostró aquello que necesitabas interiorizar o conocer cambiando escenarios y personajes, pero repitiendo patrones. ¿Es así?

Las causalidades no tienen que ver con la suerte sino con la relación causa-efecto. Cada elemento en tu vida tiene un porqué y un para qué. Alguien llega a tu vida para mostrarte algo, tal vez para vivir una relación, tal vez para que veas reflejado en él o ella eso que odias de ti mismo y así te conozcas mejor, quizás para suponer un puente o conexión entre tú y alguien que necesitas conocer. No te apegues a ellos, muchas de estas personas se van a marchar, y no pasa nada, simplemente han cumplido el papel o personaje que tenían en tu historia, al igual que tú habrás significado lo mismo en sus propias historias. Otras personas permanecerán a tu lado, y también será por algo, deben o quieren estar ahí. Todos vivimos una obra en la que los personajes no son protagonistas, solo lo eres tú, el resto solo está ahí para ti. Agradece su papel a cada uno de ellos.

Lo mismo sucede con las situaciones que vivas. No te preocupes en exceso por el gran bache económico que estés viviendo hoy, agradece cada gesto de amabilidad que recibas, celebra ese reconocimiento por parte de compañeros, familia, amigos, desconocidos…, disfruta y saborea esos viajes que te permiten desconectar y reconectar contigo. Cada situación o vivencia sucede también por alguna razón. Hay algo en ese suceso más o menos positivo que necesitas para crecer, ocurre en tu vida porque así ha de ser.

“Cada momento que estás viviendo es perfecto” es una frase que alguien a quien quiero y admiro me dijo hará un tiempo, y que al principio no entendí demasiado bien. Ahora, tras haber prestado más atención a lo que vivo y a lo que consecuentemente siento, puedo afirmar que así es, al menos para mí. Reconocer que un mal momento es perfecto puede resultar un poco extraño, e incluso duro, pero no tiene nada que ver con el momento en sí. Esa situación que vives o esa persona a la que conoces son perfectos para ti en ese momento de tu vida; por lo tanto, es justo lo que necesitas para seguir creciendo, y, como afirmé antes, no tiene por qué tener sentido en sí mismo ni en ese espacio de tiempo, sino que, probablemente, tú le darás el sentido y lo comprenderás más adelante.

No te preocupes ahora por eso que no entiendes, no le des vueltas a nada, confía en que la vida, tu vida, es también un puzle que se está armando poco a poco. Confía en que hay piezas que probablemente no sepas encajar en un primer momento, déjalas ahí, se colocarán solas. Todo está preparado y listo para que tu vida sea la mejor vida que puedas vivir. Confía. Depende de ti recibirla o no.

alegoríaautoconocimientocomunicacióncrecimientocuentosdesarrollo personaldescubrimientoevoluciónexpresiónliberaciónmenteviaje

Sandra Gomez • 23 noviembre, 2016


Previous Post

Next Post

Deja una respuesta

Your email address will not be published / Required fields are marked *